Una BODA con mayúsculas. Una finca agrícola, sin luz ni agua, acogió la boda de B&C. En lo que era un trigal se plantó césped y en su perímetro girasoles, durante meses se regó y se segó la hierba hasta convertirse en un auténtico campo de fútbol listo para ser el escenario de la ceremonia religiosa, el banquete y la fiesta animada por la banda Los Habituales que duró hasta el amanecer.

Y es que hay bodas que se preparan con mucho mimo, cada detalle tiene su mensaje, nada es gratuito y todo tiene un porqué, y la boda de B&C es un claro ejemplo de ello. B&C se conocieron siendo adolescentes en una pista de bolos burgalés  y precisamente allí se grabó el save the date con el que anunciaron a familiares y amigos su intención de casarse, los bolos fueron protagonistas en toda la papelería, varias bolas decoraron la mesa presidencial, incluso se recreó una bolera en la boda.

Pero además, había mil rincones para el disfrute de sus invitados, uno de ellos era el photocall que recreaba una pared de una sala de los 70 con retratos de sus padres y sus abuelos en el día de sus bodas. Precioso homenaje ¿no os parece?

Y así os podría contar otros detalles como las postales con fotos de la sesión preboda con dedicatorias totalmente personalizada para cada uno de los invitados, y eran más de 200!

Un día muy especial que transmitía la personalidad, sensibilidad y alegría de B&C, quienes se atrevieron a hacer realidad la boda de sus sueños, una auténtica fiesta en la que todo el mundo se lo pasó en grande.

Boda publicada en «Novias de Euskadi Nº 25