En la boda de Patricia y Endika se respiraba amor por los cuatro costados, una boda romántica y muy dulce pero no por ello empalagosa ni ñoña. La elegancia innata de Patricia estaba presente en todos y cada uno de los detalles de esta boda que no eran pocos. Contaban con una identidad propia, protagonizada por  el signo del infinito (que tatuaron en su piel cuando decidieron casarse) y su lema, Hasta el día después de para siempre, y una paleta cromática de éxito seguro: rosa empolvado y blanco, los colores románticos por antonomasia.

La decoración tenía cierto aire rústico acorde al lugar de la celebración, el asador Aramendi, y por el uso de la arpillera y madera, pero muy dulcificada y chic gracias a los tonos de la boda y la elección de la rosa como la flor predominante de toda la decoración.

Las flores inundaron la boda de P&E en el Aramendi. El altar estaba decorado por guirnaldas verticales de rosas en color rosa clarito, una preciosidad, y en el fondo unas letras corpóreas oxidadas LOVE decoradas con ramas de falsa pimienta.  Las rosas con un poco de paniculata adornaban las sillas de los invitados al igual que los centros de mesa, aunque en el comedor se optó por poner tanto rosas blancas como rosas.

¿Y qué decir de los novios, de lo guapísimos que estaban? Patricia sorprendió con un vestido romántico con una falda de pañuelos espectacular y con el pelo suelto ondulado. Mientras que Endika apostó por la elegancia de un traje oscuro combinado con gris perla, combinación infalible.

Pero además hubo limonada rosa para recibir a los invitados, una suelta de globos a la salida de la ceremonia, letras corpóreas gigantes… Y cuando comenzó la fiesta… las invitadas se quitaron los tacones y se pusieron unas cómodas parisinas para bailar toda la noche. Y todos, sin distinción de edad y sexo, disfrutaron de la candy bar y el donuts corner y se colocaron sus gafas de sol para disfrutar al máximo de la fiesta ¡no hubo quien se resistió a ellas!.

La boda de P&E fue una sucesión de momentos inolvidables en la que los novios e invitados se emocionaron, rieron, lloraron, bailaraon… Hubo palabras de agradecimiento, de cariño, de amor… Y como colofón del día una suelta de linternas chinas para desear a los recién casados el mejor de los mejores futuros. Un broche inmejorable para una boda inolvidable.